En un lecho de arreboles
que vivo fuego asemejan,
el sol en su ocaso envía
su despedida a la tierra.
Esparce el aura el perfume
de lirios y azucenas,
de claveles y azahares,
de rosas y de violetas.
Sus mas deslumbrantes galas
ostenta la primavera,
en una tarde de mayo,
templada como risueña.
La fiesta de la Pastora
devoto el pueblo celebra,
y hasta el azul de los cielos
parece vestir de fiesta.
...
No diga nadie en el mundo
que sabe lo que es bonito
si no ha visto a la Divina
Pastora de Capuchinos.
La Pastora de Capuchinos, Isabel Cheix. 1883
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