A tus plantas nos
postramos, Pastora nuestra,
guiados por tu cayado,
flor de pureza,
te pedimos que nos
muestres el camino
de tu divina pobreza.
Y que cubras con tu
manto a mi hermandad
que suplicante repite,
desde el ocaso a la aurora
Dios te salve reina y
madre
de mi Sevilla Pastora.
Sácanos de las
tinieblas
que cubren nuestro
camino
porque al ser
desterrados con Eva
se cubrió de oscuridad
nuestro destino;
y llévanos de tu mano
al inmenso risco del
cielo,
y que allí la luz de
tus ojos,
bajo tu humilde
sombrero,
lo mismo que aquí en
la tierra
nos ilumine de nuevo.
Muéstranos a tu lindo Pastorcito,
jugando en los prados
verdes,
entre rosas y amapolas,
y a sus hombros un
corderito
y con compases de
brisa
te grite salve Pastora.
salve, salve, salve Divina
Pastora.
Salve, salve te grita
el sol en lo alto;
salve, salve los pájaros
con sus trinos,
salve te grita tu
barrio
Pastora de Capuchinos.
Enrique Casellas Rodríguez
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