Carta del Hermano Mayor.-Mayo, mes del reencuentro
Queridos Hermanos mi saludo Franciscano de Paz y Bien.
Y por fin llegó Mayo. Para nosotros los Pastoreños, cuando llega
el mes de Mayo nos recorre una alegría interior por reencontrarnos año tras año
con la Santísima Virgen. Virgen que pocas semanas antes, el mismo redentor la
ha convertido en Madre y Pastora nuestra al pie de la Cruz.
Que clarividencia tuvo Jesucristo al dejarle a su Madre el
encargo de Pastorear a su querida y amada grey en la tierra.
Cristo con su muerte no nos abandona, todo lo contrario, se
preocupa de que su Madre esté siempre al lado de los que nos sintamos huérfanos
de una manera u otra. Ella Pastorea la grey del Buen Pastor con callado de oro,
precioso metal con el cual nos dirige hacia el camino de la Verdad y la
Vida.Ella nos apacienta debajo del granado que simboliza al Padre para que con
su sombra, nos sintamos protegidos de las adversidades de la vida. Ella con su
mano maternal, nos acaricia, como acaricia al Cordero Divino para protegernos
del pecado. Ella con su mirada está siempre vigilante para acudir al encuentro
de la oveja perdida, que además es la predilecta de Dios, Ella como no podía ser de otra forma está
pendiente que sus Almas, a las cuales cuida con dulzura y cariño, cuando llegan
al final de su estancia aquí en la tierra, las acompaña al Risco del cielo
donde le espera el Padre Bueno, Pastor de nuestras vidas, para recibirnos como
ovejas fieles que hemos sido de su rebaño terrenal.
Mayo, mes del reencuentro con nuestra buena Pastora de las
Almas.
El Hermano Mayor
Eduardo Escot Gómez
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